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jueves, 3 de septiembre de 2015

CRÓNICA DE LA FAMILIA ROSQUILLAS EN GIRONA: THE GAME IS COMING!

El barrio Antiguo de Girona ya conoce como se las gasta Rosquis últimamente. Este pasado fin de semana nos liamos la manta a la cabeza y, como las vacaciones ya nos quedaban lejanas, decidimos escaparnos brevemente a la ciudad que está viendo su transformación en Braavos y Desembarco del Rey para la mediática Juego de Tronos.

Nos buscamos un bed and breakfast que nos permitiera quedarnos en la ciudad a pasar la noche y no tener que afrontar ida y vuelta en coche el mismo día, pues si no se duerme durante el trayecto, éste se puede hacer muy largo -aunque sólo sea 1 hora y media de duración- y pesado, de lo que reniega y se queja. A la ida, suerte tuve de unos palitos de pan, al menos, mientras comía no lloraba, en cambio, a la vuelta, un xilofón-vaca que adquirimos en la ciudad nos permitió que pasara un rato agradable creando su propia música.

Llegamos a mediodía, con un calor de justicia, y suerte que aparcamos a 5 minutos del lugar, pues Rosquis iba pesadito, cansado y hambriento. Le llevábamos comida y, en cuanto nos instalamos en la habitación, le dimos su almuerzo, le pusimos a hacer la siesta y, mientras Papá Rosquillas aprovechaba para echarse un sueñecito, yo comencé a explorar y fotografiar la casa de huéspedes que, a esas horas, se hallaba vacía y silenciosa y, cuyas paredes y estancias estaban decoradas con carteles de cine y mobiliario y objetos del siglo XIX. 

Cuando Rosquis se despertó nos fuimos a comer a un restaurante de la zona, pensábamos que pasaríamos una comida tranquila en la terracita del local, pues Rosquis ya iba comido y dormido, pero nada más lejos de la realidad: Empezó a intentar tirar los vasos y las servilletas de la mesa y comenzó a gritar ante la atónita mirada de los demás comensales. "¡Tierra, trágame!". Suerte del agua y de los palitos de pan, que le mantuvieron un rato sereno. No obstante, comíamos distrayéndole como podíamos, sin bajar la guardia en ningún momento. Tras la comida, pedimos la cuenta ipso-facto y, sin más dilación, nos adentramos en el call judío en dirección a la Catedral y a los Baños Árabes.

Creo que a estas alturas, todos los vigilantes de las verjas que dan acceso a las localizaciones de Juego de Tronos, saben lo pesaditos que podemos llegar a ser los friki-fans, en nuestro caso, aprovechamos que entró un vecino en su coche para disparar mil y una fotos por segundo. Y si encima nosotros íbamos con un peque gritón, la fiesta estaba más que asegurada. Pudimos ver el mercado de Braavos en la localización de los Baños Árabes y un puente de piedra cerca del Monasterio de Sant Pere de Galligants. Sólo hay que caminar unos pocos metros para ver las distintas localizaciones e ingeniárselas un poco para divisar los escenarios y el atrezzo lo mejor posible, aunque no se puede entrar y siempre hay que hacerlo desde la distancia. No vimos a ningún actor, sólo vigilantes, atrezzistas y mucho movimiento de ayudantes de producción -con furgonetas-, pues el rodaje propiamente es desde hoy 3 de septiembre hasta el 16 de este mismo mes.


Por la tarde, Rosquis se desfogó en el Parque de la Devesa, la más grande superficie arbolada dentro de la ciudad, corriendo arriba y abajo, donde merendó. Más tarde, quisimos tomarnos algo en el Viena para ir al lavabo, antes de volver al alojamiento a asearnos y bañarnos, y digo quisimos porque sólo duramos sentados 10 minutos. Ni siquiera el set de entretenimiento que le dieron, que se componía de un librito, unos lápices de colores, una piruleta y un globo pudieron apaciguar sus ansias de caminar y explorar de continuo. Suerte que una rápida sesión de fotos en los puentes del río Onyar le distrajo de camino al hostal.

Más tarde, estuvimos cenando ensaladas y bocadillos en una cafetería cercana al hostal con el Rosquis más desatado: Tirando la comida al suelo, quejándose, etc, de nuevo expuestos a las miradas desaprobadoras del resto de la clientela. Afortunadamente, no tardaron en servirnos y nos recogimos ya para intentar que durmiera. Acabó de cenar en la habitación y a la cena le siguió una juerga sin fin, saltando sobre nuestra cama y charlando en voz alta, nosotros rendidísimos de todo el día y él con unas ganas de fiesta tremendas -además hubo media hora de batucadas por Fiesta Mayor en la calle que no nos ayudó a crear el clima de calma necesario para dormir-. El mundo al revés, nosotros cansadísimos y Rosquis "festivalero" total. Esto a los padres nos suele pasar a menudo, ¿verdad?

Al día siguiente, por suerte amaneció media hora después de lo acostumbrado. Papá y Mamá Rosquillas hacía un rato que nos habíamos despertado, aunque pudimos dormir bastante bien finalmente, a pesar de ese inicio de la noche tan movido. Desayunamos enseguida que se despertó y, suerte que el propietario le estuvo distrayendo y jugando un poco con él, gracias a la amabilidad de ese chico -padre de familia, todo hay qué decirlo- tuvimos un desayuno más apacible. Luego acabamos de recogerlo todo en la maleta ante los quejidos de Rosquis porque sólo quería caminar arriba y abajo. Y eso es lo que hizo el resto de la mañana, al volver al centro de Girona -ya no quisimos ir al parque porque allí nos picaron pulgones y mosquitos, a mí me acribillaron las piernas-.Rosquis se entretuvo subiendo las escaleras de la Catedral, caminando las cuestas del Call, incansable, mientras Mamá Rosquillas llevaba el cochecito y Papá Rosquillas le iba vigilando.


Le compramos un xilofón en forma de vaca en una tienda y, gracias a él, pudimos sentarnos brevemente a tomarnos un refrigerio. Hacía muchísimo calor, los mosquitos seguían haciendo de las suyas. Volvimos a los escenarios de Juego de Tronos antes de comer, comimos muy temprano en una terracita del Call, a la "hora europea", suerte que tenían trona y pudo comer con nosotros, no sin intentar repetidamente tirar el mantel, la panera con el pan y las servilletas, ante la divertida y curiosa mirada y comentarios de una pareja de franceses de mediana edad. Como hacia el final de la comida ya estaba pidiendo la hora, cansado como estaba de tanto movimiento y ajetreo, nos fuimos a una zona tranquila y en unos bancos de la sombra, tratamos de ayudarle a hacer la siesta, primero con teta y luego, su padre, porteándole arriba y abajo con la Amazonas de Smart Carrier. Hizo solo una siesta de 45 minutos y, fatigados como estábamos los papás sobre todo, decidimos coger el coche hacia Barcelona ya, con el xilofón y toda la artillería de juguetes en mano. La vuelta fue un poco más tranquila, aunque algún rato protestaba y me lanzaba cosas a modo de protesta, pues no quería estar sentado tanto tiempo. Una escapada muy movida e inquieta, especialmente por parte de Rosquis, que sirvió para salir un poquito de la Ciudad Condal y romper con la rutina.

¿Cómo son vuestras salidas fuera de domicilio habitual con los peques? ¿Os dejan sentaros tranquilamente a comer o a tomar algo? ¿Quieren caminar libres continuamente? ¿Cómo les entretenéis durante los viajes en coche? ¡Contadme, si queréis!

Os dejo alguna foto que tomamos en la preparación del rodaje de Juego de Tronos, hay más en mi IG soniadelfaces


6 comentarios:

  1. Qué bonito Girona, me encanta!! Menos mal que al menos pudistéis desayunar y comer tranquilos, gracias al propietario!!! Ay este Rosquis que no para quieto!!! Me ha recordado a cuando fuimos de vacaciones al sur de Francia con mi hija mayor de 2 años entonces y en el restaurante se nos tiraba por el suelo...Horrible, al final casi preferiamos comer cualquier cosa en el apartamento. Pero bueno son etapas. En Girona estuvimos un finde el año pasado, en el albergue y los niños deseando volver. La Devesa está genial para los peques, también estuvimos en los baños árabes y el call.
    Pero bueno, al menos salistéis de la rutina, que ya va bien y ya sabes... A la próxima guárdate el xilofon de la vaca para el viaje. Besos

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    1. Supongo que esta etapa de explorador en continuo movimiento pasará algún día, Montse, jajaja. Si le pasó a tu hija, a Rosquis tb, esperamos ;-) Y sí, al menos, salimos de la rutina en Girona, q es una ciudad bien maja. Y que no falle el xilofón :-) Besitos y buen finde!

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  2. Se ve que no parasteis, jejeje, Rosquis no os da mucha tregua! Pero mira, así hicisteis algo diferente. Para nosotros lo básico sin lo que no podemos salir de viaje en coche es la tablet con los dibujos de Valkiria. Para trayectos largos es indispensable.
    Lo demás, pues mas o menos como el tuyo, depende de como la pilles te deja comer más o menos, pero bueno, los niños movidos es lo que tienen, jejeje
    Besos guapa!

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    1. Pues sí, ya vistes q Rosquis es tan incansable como Valkiria.Ay, estos peques q no nos dejan parar ;-) Lo de la tablet lo tendremos q probar, a ver q tal le va a él, jajaja. Sino, tiraremos de xilofón. Besitos y buen finde, Ana!

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  3. Estas escapadas son maravillosas, agotadoras pero maravillosas jejeje. ¡Qué chulo lo de Juego de Tronos!, debe estar genial poder verlo de cerca :)

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  4. Ay, sí, y qué lo digas! son agotadoras, pero un balón de oxígeno para desconectar de la rutina diaria. Fue muy curioso poder ver algunos de los decorados de la próxima temporada, aún no había actores ni nada, lástima...besitos Mari Carmen!

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